Marta Romero Salgado
Las autoescuelas ‘low cost’ abren sus puertas mientras el resto se ve obligado a cerrarlas
Los clientes comparan precios más que nunca
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Las redes sociales son una herramienta fundamental para darse a conocer
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“Las autoescuelas low cost apuestan por el libre mercado y no por pactar los precios”, dice un empresario
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“Muchos trabajadores están cobrando la hora a 6 euros cuando antes lo hacían a 12”, afirma la trabajadora de una autoescuela
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La crisis, la falta de empleo o de recursos han llevado a este país a unos límites insospechados. Unos límites donde el ingenio y las ideas se tienen que dar más prisa que nunca. Las necesidades diarias y los requisitos indispensables para el día a día en el ámbito laboral, no solo siguen estando ahí, sino que cada vez son mayores. Y los jóvenes necesitan más que nunca tener todo tipo de preparación.
El empresario se encuentra en su autoescuela (Autoescuela Go!). Decorada incluso antes de entrar con colores amarillos que hacen inevitable mirar sus vitrinas. Nada más pasar dos mujeres se encuentran trabajando ordenando cientos de fichas y una recepcionista atiende a un cliente que acaba de matricularse. Al fondo, una clase teórica abarrotada y, al lado del despacho de Patricio Arriandiaga, varios chicos hacen test ensimismados en sus pantallas. El negocio va bien, salta a la vista.
Los trabajadores y los alumnos se encuentran cómodos y a gusto en la autoescuela, incluso antes de saber que estaba allí la persona que iba a realizar el reportaje. Hasta la mesa de la sala de espera recibe al cliente cargada de buen humor y juventud con unas gominolas.
En tres años esta autoescuela ha conseguido que más de 1500 personas confíen en ellos para sacar su permiso de conducir y en unos meses abrirán dos nuevas autoescuelas. Comenzaron dos personas trabajando en ella y, hoy por hoy, ya son 15 los trabajadores que tiene a su cargo. Muchos de ellos rescatados de autoescuelas tradicionales donde se les hacía trabajar más horas o por un sueldo menor que en Autoescuela Go!. Leire Belmonte que lleva en la empresa desde meses después a la apertura del negocio, asegura sentirse muy a gusto en su trabajo y que el hecho de que se trate de un negocio low cost no impide que su sueldos sean incluso mejores que los de otras compañías.
A pesar de que todo parece ser muy natural y sencillo, en realidad, todo tiene un gran trabajo a sus espaldas. La elección del color amarillo no es casual, tal y como confirma el jefe de la empresa. El uso de las redes sociales cobra un valor fundamental porque precisamente son conscientes de que la gran mayoría de sus clientes se encuentran ahí y deben hacer atractivo su negocio utilizando un lenguaje fresco que haga que se sientan identificados con aquello que se les comunica. Detrás de las simpáticas e inofensivas gominolas, como en todo negocio, se encuentra una táctica para hacer familiar y acogedor un local para que así el cliente decida quedarse. Son una muestra más de sus esfuerzo por caer en gracia y acercarse a su público.
Itsaso Iregui, estudiante de marketing, confirma que el uso de internet es una gran herramienta hoy en día para darse a conocer. Además, asegura que las palabras ‘low cost’ pueden hacer que el cliente no sienta la necesidad de buscar ofertas en otros establecimientos.
Según el jefe de la Autoescuela Go!, “existe el riesgo de que se tenga una idea buena y que, con el tiempo, se olvide”. Para evitarlo, la empresa se está promocionando en Cadena 100 y actualiza las redes sociales constantemente gracias a su community manager. Patricio Arriandiaga hace hincapié, además, en que la publicidad la gestionan profesionales en todo momento. Una vez más vuelve a aparecer la importancia de darse a conocer.
Patricio Arriandiaga confiesa que él lo que quiere es fidelizar clientes dándoles un buen servicio y a un precio razonable. “El alumno viene y se va, pero después es un comercial que sale a la calle”, explica. Asegura que las autoescuelas tradicionales no ven a la suya con buenos ojos y dice que es porque él apuesta por el libre mercado y no por pactar los precios. Para lograr ofrecer su producto a un bajo coste, los coches funcionan a jornada completa. “Por la mañana -aclara Arriandiaga- tenemos a unos profesores y por la tarde a otros. De esta manera, podemos llegar a hacer 80 clases al día”.
Según explica la Unión Europea en su página web, pactar los precios es ilegal ya que los comercios que lo practican se vuelven “inmunes a la presión competitiva que les obligaría a crear nuevos productos, mejorar la calidad y mantener precios bajos”.
Ana (Nombre falso para mantener oculta su identidad por miedo a poder perder su empleo), quien trabaja en Autoescuela Arias una autoescuela tradicional, desvela que varias empresas de su competencia pactan los precios. “Hay muchas que están en la asociación de autoescuelas APAVI y ahí ven qué pueden y qué no pueden hacer”, declara.
El local se encuentra en silencio, apenas tres alumnos se encuentran en él frente a sus ordenadores, una sala al fondo se halla con las luces apagadas y Ana no puede disimular su aburrimiento. Esta es la imagen de una empresa con 20 años de recorrido que se está viendo afectada ya no solo por la crisis, pues nos aseguran que ha bajado considerablemente el número de alumnos, sino que también por la apertura de las autoescuelas low cost. “Los clientes comparan más que nunca. Las autoescuelas lo saben e intentan ofrecer el mejor precio, pero nos estamos machacando los unos a los otros”, explica. “Hay profesores -continúa Ana- que están cobrando la hora a seis euros cuando antes lo hacían a 12. Al final, quien está pagando el pato son los trabajadores. Muchos tan sólo están asegurados dos horas nada más”.
En este momento, la empresa para la que trabaja tiene ocho locales abiertos en Vizcaya y tiene alrededor de 20 personas a su cargo. La empresa es, según Ana una de las más antiguas de Bilbao. “Lleva toda la vida”, afirma. No hace uso de las redes sociales, ni tiene una página web por la que el usuario pueda contactar con ellos. Por lo que no solo tienen perdida la batalla de los precios, sino que también la de internet ya que su público, jóvenes en su mayoría, suelen acceder a la red para informarse y comparar ofertas.
Ojalá recibiera comentarios como este cada día jajaj Lo has resumido muy bien. Es por una razón u otra, la pescadilla que se muerde la cola. Gracias, Alber, por participar tan activamente en el blog.
ResponderEliminarUn saludo