martes, 20 de enero de 2015

Ciudadano Kane y la prensa amarilla

Marta Romero Salgado



A lo largo de toda la película vamos observando cómo el medio plasma la forma de ser del personaje, alguien ambicioso y al que no le importa otra cosa que vender más y más números. Tal vez sea al contrario, es decir, a lo mejor el personaje va transformándose gracias a su periódico, a su empresa el New York Inquirer. ¿Por qué digo esto último? Pues bien, en mi opinión cuando una persona es propietario de una empresa, esta llega a convertirse en su pareja. Se le cuida con todo el mimo del mundo para que sea cada vez mejor y, al final, uno acaba enamorándose de ella. Y eso es lo que le pasa a Charles Foster Kane. Da la vida por su empresa. Pasa tanto tiempo dedicándose a ella que, al final, actúa igual que ella y, cuando tiene que cerrarla, ve que ha perdido toda su fama. Siente que la vida no tiene sentido sin ella.


Es al final de la película cuando se ve muy clara esta última parte. El gran Charles Foster Kane que lo ha tenido de todo con su periódico y su fama, finalmente, recuerda el trineo de su infancia. Es como si el autor de la película, no solo reflejara su soledad, o sus ganas de volver a ser niño, sino que nos da a entender que Charles Foster Kane en sus últimos días es consciente de que no ha sabido vivir su vida como debería. Siente que ha tenido un amor loco que le ha dejado vacío por dentro y sin la ilusión de cuando era niño.


No queda duda de que el autor quiere que nos fijemos en la loca vida de este personaje, pero también nos abre las puertas de una redacción donde vemos quién es el que decide, que todo se publica por alguna razón y que muchas veces los periodistas no están de acuerdo con sus jefes. Pero Charles Foster Kane no era un jefe cualquiera, tenía un imperio, vivía como quería y pensaba que era feliz.


En relación al imperio, debo añadir algo, en esta película se refleja perfectamente la fuerza que puede llegar a tener un medio de comunicación en el pensamiento de la gente. Tienen una influencia terrible y es por esto que cuando Kane decide presentarse a las elecciones muchos lo ven como ganador, porque millones de personas compraban su periódico incondicionalmente, leían sus ideas, y lo que a Charles Foster Kane le interesaba que leyeran. En la película, Kane dice: “todo el mundo va a pensar lo que yo les ordene que piensen”. Una frase muy reveladora. La prensa se presenta como un medio de manipulación de la opinión pública.  


El periódico New York Inquirer era un diario de prensa amarilla y el autor de la película va reflejando en el personaje muchas de las características de esta prensa. Vemos como el jefe del periódico se inventa noticias, o da importancia a hechos banales. Esto es una de las características de la prensa amarilla. Ejemplo del poder que puede llegar a tener un periódico y las ideas que en el presente. Este fue el caso de la  Guerra hispano-estadounidense que fue posible, únicamente, por las mentiras que en los periódicos de Hearst se escribían y que fueron calando en la gente.


La parte positiva de este tipo de prensa es que invita a leer o, al menos, que la gente se interesa por lo que esta prensa cuenta. Hoy en día, muchos medios no sensacionalistas han empezado a incluir aspectos amarillistas porque se trata de un producto que interesa, que vende, que sube las audiencias y aumenta el número de lectores. El morbo, los temas tabú, los asesinatos, los líos amorosos… Son temas que aparecen entre las páginas de los diarios sensacionalistas y que a la gente por una parte le interesa leer, y por otra puede llegar a escandalizar. Pero, como el ser humano es tan incomprensible, aunque sepa que la información de estos periódicos pueda, en ocasiones, dejar de ser información para ser un mero entretenimiento, continúan comprándolo.



El diario de Charles Foster Kane tiene todos estos temas entre sus páginas, pero también en su vida. Podemos ver como él, aun estando casado con su mujer, mantiene relaciones con otra. La relación que tiene con ambas mueres es algo peculiar porque a ambas se le olvida darles cariño, amor y actúa al igual que su periódico, comprándoles. A una le compra una casa maravillosa, le pone servicio… pero se queja de no tener su cariño. Y a la otra, llega incluso a montarle un teatro para que actué en obras de ópera, pero tampoco la hace feliz. Ambas sienten un vacío enorme de cariño y, yo diría, que de falta de atención. Porque Charles Foster Kane no escucha a sus esposas, al igual que el periódico en esa época no escuchaba a sus lectores, Charles Foster Kane se dedica únicamente a hacer aquello que le parece adecuado. No cuenta con nadie para tomar sus decisiones, se ve con el suficiente poder de comprar a las personas, que no lo ve necesario. Pero en su final acaba absolutamente solo como hemos podido ver en la película. Solo, en una cama y con una bola de cristal recordando los instantes felices de su niñez.


Es la niñez, precisamente, y la falta de cariño que pudo vivir en esta, porque recordemos que sus padres lo venden a un banco, que Charles Foster Kane cuando ya es adulto únicamente se guíe por el dinero y no sepa empatizar o valorar a las personas que le rodean. En los últimos minutos de la película donde podemos ver el palacio enorme lleno de estatuas, figuras, muebles… nos damos cuenta de su necesidad de tener compañía, de su miedo a la soledad y de que efectivamente así se sentía, solo. Las cajas que se van a amontonando a lo largo de su mansión, muchas sin abrir, nos enseñan una última cosa, que el dinero no da la felicidad.


El dinero para Charles Foster Kane ya no tiene importancia, se lo gasta ya sin saber en qué ni para qué, pero solo quiere gastarlo. El dinero ya no le interesa porque, la impresión que me ha dado a mi, es que en los últimos años de su vida se ha dado cuenta que ha dejado pasar muchas oportunidades y a muchas personas por el dinero. Se da cuenta de cómo este le había corrompido por dentro y se había convertido en una obsesión a lo largo de su vida. Por eso vuelve en el último suspiro de su vida pronunciando la palabra Rosebud a la infancia porque reconoce que, aunque pobre, fue aquella la época en que fue feliz.


Haciendo un paréntesis en esta comparación entre Charles Foster Kane y la prensa amarilla, he decir que hay un personaje que la representa desde otro punto de vista muy bien también. Ese es el periodista que va uno a uno preguntando a todas las personas que habían formado parte de la vida de Charles Foster Kane para averiguar el significado de Rosebud. Una vez más vemos como la muerte, la forma en que muere y el porqué de su última palabra levanta interés en la sociedad.  Es por esto que el jefe del periódico del que fuera este periodista le encarga que investigue sobre qué quiere decir esta palabra y por qué fue lo último que dijo. De nuevo se demuestra que, aunque pasen los años, la muerte sigue siendo un tema morboso y, más aún,  la de una persona tan importante, conocida y rica como había sido Charles Foster Kane. Él no iba a ser menos.

Volviendo a la comparativa entre Kane y el amarillismo, decir que Charles Foster Kane aparece al inicio de la película haciendo una tabla de contenidos. Como director de un periodismo amarillista decidía no los temas de gran interés informativo, sino aquellos temas que a la gente le resultaran interesantes, entretenidos y que le animaran a comprar su producto. No escribía para informar, sino para entretener, para agradar a los lectores y promocionar aquellas cosas que a él le interesaran como los conciertos de su mujer o su campaña política.

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