Marta Romero Salgado
Para fabricar una escopeta artesanal, comienza a trabajarse sobre los elementos en bruto. Estos elementos son: la báscula, los cañones, la delantera y la culata. La madera de la culata es un bloque grueso y ligero y el resto de elementos vienen de la herrería y son elementos muy pesados.
Los cañones deben ser, en primer lugar, perforados. Más adelante, se introducen los cañones en una máquina en la que, de modo manual, se corrigen las desviaciones. Después, se realiza el atado de los cañones con plata y se terminan de soldar introduciéndonos en el horno. Llegado a este punto, pasan por un proceso de mecanizado donde comienzan a dárseles las dimensiones deseadas. Este proceso, los cañones se meten en máquinas programadas previamente y se les da las dimensiones, los rebajes y los agujeros necesarios. Crean las guías sobre las que más adelante trabajarán a mano los artesanos. La báscula y la delantera también siguen este proceso.
Una vez las piezas tienen ya las guías realizadas por las máquinas, comienza la labor artesanal donde los artesanos deberán pulir a mano una a una las piezas, desgastándolas para que tengan las dimensiones perfectas.
La culata comienza siendo un bloque de madera sobre el cual se dibujan las dimensiones que debe tener. Las culatas pueden seguir dos procesos. Un proceso manual para aquellas culatas con unas dimensiones especiales solicitadas por el cliente, o un proceso que comienza siendo mecánico y se acaba manualmente para el resto. Lo interesante de las culatas es la madera que se utiliza para ello. “Se utiliza madera de nogal turco. Una madera dura y muy cara”, aclara Martín Domínguez trabajador de AYA. “Para protegerla -explica Eduardo Aranburu, grabador-, no se utilizan barnices, se aplican capas de aceite”.

Cuando las piezas están acabadas se monta el arma y se comprueba que funciona. Para ello, cada arma ha de ser enviada al Banco de Armas situado en Eibar. “Allí someten a las armas a una potencia mayor para la que son creadas para verificar que son armas de calidad”, declara Martín Domínguez. Una vez superada esta prueba, el arma estará lista para comenzar estas fases donde la pieza cobra personalidad. Se pulen los cañones, si pintar y se decora el arma, bien con damasquinado, bien con grabado.
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