Marta Romero Salgado

Hoy en día hay muchas personas que sufren por algo llamado dinero. Algunos temen su falta, otros ya lo echan en falta y unos pocos no saben qué hacer con él. Pero hay un grupo de personas que son despiadadas, irrespetuosas, enfermas. Reniegan de sus orígenes o los olvidan. Así son los llamados nuevos ricos. Personas cuyo objetivo en esta vida no es otro que conseguir dinero enfermízamente e ir acumulándolo en sus cuentas, para después (y esto es muy importante) presumir de ello. Es curioso porque restriegan a las personas de su alrededor el que hayan conseguido tener X cantidad de dinero como una hazaña, un logro propio cuando, en innumerables ocasiones, se ha beneficiado de la ayuda de aquellos a los que ahora trata como ciudadano de segunda; cuando ha llegado a robar a personas de su propia familia; cuando se ha podido casar con un anciano para recibir su herencia... Es triste que una persona se sienta satisfecha de tener lo que tiene a cualquier precio.
Yo, personalmente, les diría que no les envidio para nada porque me encanta saber que mis abuelos eran pobres y que gracias a su esfuerzo consiguieron todo lo que quisieron llegar a tener. Me siento orgullosa de pertenecer a una familia humilde que me ha enseñado a amar las pequeñas cosas, a disfrutar segundo a segundo esta breve vida y a hacerlo rodeada de gente que merezca la pena. Por eso me siento una persona afortunada. Porque el dinero no te enseña a vivir, a disfrutar, a soñar, a crecer. El dinero nos corrompe más y más en la medida en que él va aumentando en nuestras cuentas. El dinero es un problema desde el momento en que supone un factor diferenciador sobre el resto.
La psiquiatra Margarita Mendoza Burgos comenta en su blog que es "un trastorno de la salud mental que de momento no ha sido reconocido como enfermedad, pero que antes o después lo será". La 'moneypatía', como llama la doctora a este trastorno, comienza "cuando para una persona el dinero deja de ser un medio que tiene una finalidad definida y se convierte en una finalidad en sí mismo". Para las personas que enferman de moneypatía, tal y como afirma Margarita Mendoza, "la ética ya no es obstáculo".
Seguramente, este tipo de enfermos sean así por traumas de su infancia. Estoy segura de que reniegan de sus orígenes porque fueron pobres e infelices por ello y su único sueño de niños fue tener lo que no tuvieron y centraron su vida en ello olvidando que el centro de la vida debe ser uno mismo.
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